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Sí, también los muebles han sido objeto de diversas investigaciones sobre como la forma y disposición de estos pueden afectarnos psicológicamente.

El neurocientífico Moshe Bar y su asistente Maital NetaHay experimentaron en 2007 el efectos de los muebles curvilíneos (redondeados) y los rectilíneos (puntiagudos) en las emociones de las personas. En uno de ellos reclutaron a casi 100 estudiantes que debían completar una encuesta después de que apreciaran diversas habitaciones realizadas mediante un programa informático. En esta encuesta cada persona debía indicar cuánto placer sentía al ver cada una de las habitaciones y cuánto le habría gustado permanecer en las habitaciones y socializar con otras personas.

En el experimiento se presentan dos habitaciones. Una de las dos estaba decorada con muebles de estilo redondeado mientras que la otra presentaba muebles de líneas pronunciadas y bien rectas. Para evitar que cualquier otro factor como el color o la disposición de los muebles interfiriese en las respuestas de los participantes, los muebles se colocaron en la misma posición, se evitaron los elementos decorativos y se utilizaron escalas del gris. Sorprendentemente, fue la habitación amueblada siguiendo líneas suaves y redondeadas la que fue calificada como más agradable, “vivible”, relajante e incitaba a permanecer más tiempo y a socializar. Los estudios confirman el hecho que, cuando las personas se exponen a muebles u objetos de formas puntiagudas, se produce una activación de la amígdala, relacionada con el miedo y el procesamiento de la activación emocional.

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Tomando en cuenta estos conocimiento, hay aspectos que ayudan a crear espacios más atractivos:

Con información de Dazkir, S. & Read, M. (2011) Furniture Forms and Their Influence on Our Emotional Responses Toward Interior Environments. Environment and Behavior y la revista Scientific American Mind Abril 2009

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