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Aunque no es un tema nuevo para los arquitectos que los espacios pueden incidir en nuestros pensamientos, sentimientos y comportamientos, es hasta los años 60 y 70 que comienzan las investigaciones verdaderamente profundas que intentan conectar los entornos constructivos con las reacciones de las personas. Instituciones como la Academia de Neurociencia para la Arquitectura en San Diego, entre otras, estimulan la investigación interdisciplinaria en la planificación de ambientes que influencien la mente. Producto de esas investigaciones hay llevado a liderar y planificar con satisfacción proyectos de construcción especiales, como por ejemplo, residencias para personas de la tercera edad, complejos educativos, centros de tratamiento para pacientes de diversas enfermedades, incluyendo la demencia.

¿Cielos altos o bajos? Depende.

En 2007 Joan Meyers-Levy, de la Universidad de Minnesota reportaba que la altura del cielo de una habitación puede afectar cómo la gente piensa. A través de su estudio llegó a concluir que un cielo bajo induce a un pensamiento analítico, y un cielo alto a un pensamiento más abstracto. Mientras más bajo esté cielo en una habitación, más enfocada estará la persona. Aunque esto depende mucho del tipo de actividad que hace la persona. Meyers-Levy explicaba que para un centro de operaciones, una sala de cirujía o de contabilidad, habitaciones con cielos bajos sería una buena recomendación. En actividades relacionadas con el arte, cielos altos le ofrecen más libertad en su pensamiento abstracto.

escritorio-ninaEl verde

Otro estudio publicado por la psicóloga ambiental Nancy Wells en 2000, observaba que los niños con mayor exposición al verde o a vistas verdes desde sus ventanas tenían mejores resultados en pruebas de atención que aquellos que estaban más expuestos a estructuras artificiales. Lo que nos lleva a pensar en la importancia de los elementos naturales dentro de las salas de trabajo o ambientes de estudio. El verde también es recomendado para estudiantes con problemas de atención.

Viendo la luz

La luz del día sincroniza nuestro ciclo de sueño y atención. La falta de luz puede ser un problema serio para los niños, ya que la falta de luz interrumpe los niveles de cortisol en nuestro cuerpo. Según C. Kenneth Tanner, de la Universidad de Georgia, la ecuación es simple: A mayor iluminación natural en la habitación, mayor el progreso académico de los estudiantes. Caso contrario para los ambientes para personas de la tercera edad, en donde la iluminación puede ser menor para mantener el ritmo circadiano y ayudar al relajamiento. Con información de la revista Scientific American Mind Abril 2009

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